DOLOR, ESTRÉS Y DINORFINAS… ¿CONOCES SU RELACIÓN?

Hoy os voy a hablar de un tema que me parece fundamental para que entendamos por qué debemos reducir nuestros niveles de estrés y por qué el estrés es tan importante a la hora de controlar y reducir los síntomas derivados de cualquier patología.

Para que nos ubiquemos, voy a empezar contándoos lo que son las Dinorfinas, y cuando termine, vais a preguntaros por qué no habéis escuchado antes este término o por qué nadie os ha hablado antes de ellas.

¿QUÉ SON LAS DINORFINAS?

Las Dinorfinas son “Neuropéptidos Opioides Endógenos que se unen a los receptores opioides de las neuronas del Sistema Nervioso Central”.

Vale, pero para, ¿y eso qué quiere decir? Pues que las Dinorfinas nos van a ayudar a reducir la percepción del dolor. Cuando sentimos dolor, nuestro cuerpo produce Dinorfinas como parte de su mecanismo de defensa natural. Estas Dinorfinas hacen el papel de neurotransmisores e influyen en la liberación de otras sustancias como la Serotonina y la Noradrenalina, que nos ayudan a modular el dolor y la respuesta emocional derivada de este.

Pero las Dinorfinas no solo están implicadas en la respuesta de nuestro cuerpo al dolor, sino que también pueden regular nuestro estado de ánimo y nuestra respuesta al estrés. Pero, por si esto fuera poco, también afectan a otros sistemas del organismo, como el Sistema Cardiovascular, el Inmunológico y el Gastrointestinal, entre otros. Además, y para terminar de rematarlo, se está estudiando el papel que juegan en la regulación de la respuesta inflamatoria y la sensibilización nociceptiva (la sensación de dolor que sentimos, esto está relacionado con el umbral de dolor que tenemos) de nuestro cuerpo.

RELACIÓN ENTRE DINORFINAS Y ESTRÉS

Visto el papel que juegan las Dinorfinas en el Dolor, vamos a ver qué relación tienen con el estrés.

Cuando experimentamos una situación estresante concreta, o cuando nuestro día a día nos somete a mucho estrés, nuestro cuerpo genera Dinorfinas, que, como hemos visto, están relacionadas con la producción de Serotonina y Noradrenalina en nuestro cuerpo.

La Noradrenalina es una hormona (además de un Neurotransmisor) que juega un papel fundamental en la respuesta de nuestro cuerpo al estrés. Cuando producimos Noradrenalina, nuestro cuerpo se prepara para hacer frente a la situación que nos ha hecho llegar hasta ese punto, aumentando la frecuencia cardiaca, elevando la presión arterial y preparando las reservas enérgicas de nuestro cuerpo para que estemos listos en caso de tener que luchar o huir, es decir, pone a nuestro cuerpo en alerta, aumentando la atención y la concentración para que nuestra respuesta sea más eficaz.

Además, la Noradrenalina también influye en nuestro estado de ánimo, de manera que se ha demostrado que los niveles bajos de esta hormona en nuestro organismo están relacionados con síntomas de depresión y apatía, y los niveles demasiado altos están relacionados con ansiedad y agitación.

Por otro lado, la Serotonina, que es otro Neurotransmisor, juega un papel muy muy importante en la regulación de nuestro estado de ánimo, la respuesta emocional y el control del estrés, ya que niveles bajos de Serotonina están asociados con síntomas de depresión y ansiedad, lo que puede hacer que nuestra percepción del estrés aumente.

Además, durante situaciones estresantes para nuestro cuerpo, la liberación de Cortisol (que es la principal hormona del estrés), puede afectar a la producción y uso de Serotonina en nuestro cerebro, lo que influye notoriamente en la respuesta de nuestro cuerpo ante el estrés.

Además, la Serotonina tiene mucha influencia a la hora de activar ciertas áreas del cerebro relacionadas con la respuesta de nuestro cuerpo ante el estrés y la ansiedad, es decir, nos ayuda a regular nuestro Sistema Nervioso Central como respuesta a una situación estresante.

Por último, la Serotonina nos va a ayudar a generar sensaciones de bienestar y satisfacción, reduciendo la sensación de estrés.

RELACIÓN ENTRE ESTRÉS Y DOLOR

Por tanto, el estrés y el dolor están estrechamente relacionados, ya que el estrés, por el efecto que provoca en la producción de Dinorfinas (y esto, en la producción de Noradrenalina y Cortisol), puede desencadenar o aumentar la percepción del dolor. Además, algunos tipos de dolor, como el dolor crónico, pueden generarnos estrés, ya que puede ser realmente agotador y afectar notablemente a nuestra calidad de vida. El estrés asociado al dolor crónico puede empeorar los síntomas y dificultar la recuperación.

Otro de los puntos en los que influye el estrés es el estado de ánimo. Cuando estamos estresados, tenemos un peor estado de ánimo, y esto hace que nuestra capacidad para asimilar el dolor se vea disminuida, por lo que se intensifica la sensación dolorosa.

Esto quiere decir que entre el estrés y el dolor hay una relación bidireccional que puede crear un círculo vicioso del que puede ser muy complicado salir.

RESUMEN

El estrés y el dolor están estrechamente relacionados. El estrés puede aumentar la percepción del dolor, y el dolor crónico puede generarnos estrés adicional.

Cuando sometemos a nuestro cuerpo a una situación crónica y prolongada de estrés, generaremos más Dinorfinas, lo que hace que generemos más Noradrenalina y menos Serotonina y podamos llegar a ver afectada nuestra salud mental sufriendo, por ejemplo, ansiedad y/o depresión.

Trabajar con estrategias que regulen nuestro estrés, como el ejercicio físico, nos puede ayudar a regular nuestros niveles de Noradrenalina y, por tanto, ayudar a nuestras Dinorfinas a reducir los efectos negativos del estrés en nuestro cuerpo. En este sentido, también es importante recordar que el ejercicio físico ayudará a nuestra musculatura a tener más fuerza y, por tanto, a tener una mayor estabilidad, lo que puede reducir el dolor.

Tampoco debemos olvidar que tanto el estrés como el dolor son sensaciones subjetivas, lo que quiere decir que, para algunas personas, las situaciones estresantes pueden hacer que la sensación dolorosa aumente, pero en el caso de otras, puede que la capacidad para manejar el dolor sea más efectiva.

Por último, tener una red psicológica estable, pudiendo apoyarnos en amigos, familiares o terapeutas también puede ayudarnos a manejar el estrés y el dolor. Recibir apoyo emocional puede aliviar la carga emocional asociada al dolor crónico.

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