TENDINITIS O TENOSINOVITIS DE DE QUERVAIN

La tendinitis de De Quervain es una inflamación bastante dolorosa del tendón del pulgar a la altura de la muñeca, que puede causar dolor y limitación a la hora de mover y hacer fuerza tanto con la muñeca como con el pulgar.

Esta afección se da más en mujeres que en hombres, y sobre todo, en mujeres que están embarazadas o acaban de dar a luz. Esto se debe a los cambios hormonales que se producen en su cuerpo.

CAUSAS

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, las tendinitis son el resultado de un uso muscular al que nuestro cuerpo no está acostumbrado. Suelen aparecer por movimientos repetitivos o un aumento de carga muscular repentino que produce fatiga e inflamación del tendón.

La tendinitis de De Quervain es común en personas que trabajan con el ordenador y utilizan mucho tanto el teclado como el ratón, en situaciones de levantamiento de mucho peso, en personas que cosen o tejen, en músicos de cuerda, en la práctica de jardinería… Y también en los fisios. Es decir, en todas las profesiones o actividades que requieren un uso frecuente del pulgar.

Los deportes en los que es más común son aquellos que precisan un agarre, como por ejemplo el golf, el tenis, el pádel… Y en aquellos en los que hay levantamiento de peso.

Además, existen enfermedades inflamatorias que pueden aumentar el riesgo de esta patología, como pueden ser la Artritis Reumatoide o el Lupus.

Por último, pero no menos importante. La tendinitis de De Quervain también puede aparecer como consecuencia de una lesión en la muñeca o en el pulgar.

SÍNTOMAS

Los más comunes son el dolor, la inflamación y la hipersensibilidad en la base del pulgar, en su unión con la muñeca, pero también suelen aparecer dolor al mover tanto el pulgar como la muñeca, dificultad para coger cosas (aunque sean pequeñas), crujidos al mover el pulgar y/o la muñeca y sensación de inflamación y calor en la base del pulgar.

Por otro lado, también encontraremos sensibilidad aumentada al tocar o presionar la zona de unión del pulgar con la muñeca e, incluso, un movimiento anormal del pulgar.

El test de Finkelstein nos ayudará en el diagnóstico.

TRATAMIENTO

Como en todas las tendinitis, el tratamiento depende del grado de afección de la patología, es decir, del grado de inflamación y de los síntomas del paciente, pero en un porcentaje muy alto de los casos, el tratamiento no será invasivo (quirúrgico).

El objetivo principal del tratamiento será la reducción de la inflamación y la mitigación del dolor que esta produce para así poder mejorar la función tanto de la muñeca como del pulgar.

En los casos más graves que no requieren cirugía se puede llegar, incluso, a inmovilizar, aunque ya sabéis que no es del todo recomendable eliminar toda la actividad del tendón, sino que es más recomendable hacer un trabajo de progresión de cargas.

En este sentido, la fisioterapia juega un papel muy importante, tanto en el tratamiento de la inflamación del tendón como en el trabajo de readaptación muscular, comenzando por los ejercicios isométricos y evolucionando con una resistencia cada vez mayor. La fisioterapia nos ayudará a reducir la inflamación a través de técnicas específicas de terapia manual, movilizaciones del tendón y de las articulaciones y un plan de actividad física personalizado para cada paciente.

Para ayudar a que la inflamación disminuya, también existe la opción de tomar antiinflamatorios, lo que ayudará a disminuir el dolor. Y en casos más avanzados, las infiltraciones de Corticoides también son una opción, pero siempre teniendo presente que no se puede abusar de ellas, ya que su uso excesivo produce un desgaste en el tendón.

No obstante, es importante valorar cada caso en particular, puesto que no todos los pacientes tendrán el mismo grado de afección ni reaccionarán igual a los tratamientos pautados.

PREVENCIÓN

Para prevenir la aparición de esta afección debemos evitar hacer movimientos repetitivos que impliquen tanto a la muñeca como al pulgar, pero en caso de que no sea posible, una buena gestión de cargas previa a la actividad o complementaria a ella hará que nuestra musculatura esté lo suficientemente fuerte como para soportar dicha actividad.

Además, podemos reducir el riesgo corrigiendo nuestra postura (por ejemplo en el agarre de la raqueta de tenis) y utilizando herramientas que alivien el estrés en la muñeca y el pulgar (como una almohadilla para el ratón del ordenador).

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